Bernabé Moreno, docente y egresado de nuestra carrera de Biología Marina, es miembro del proyecto Antarctic Seabed Carbon Capture Change (ASCCC) en el cuál representa la Perú y a la Universidad Científica del Sur.
Este proyecto es fruto de la colaboración internacional y multidisciplinaria de profesionales de la rama de la ecología bentónica, biología de la conservación y abogacía, para tratar una problemática desde diversas aristas.
Frente al cambio climático (CC) existen procesos de retroalimentación positiva (fortalecimiento) y negativa (mitigación), siendo la segunda forma muy escasa en sistemas naturales. Por un lado, el colapso de las plataformas de hielo y glaciares en Antártica es un claro ejemplo de una retroalimentación positiva al CC, pues es análogo al derrumbe de muros de contención que permiten que la pérdida de hielo sea cada vez más acelerada. Sin embargo, existe un proceso natural denominado Captura de Carbono Azul Antártico el cual ha sido considerado una de las pocas retroalimentaciones negativas frente al CC. Dado que la identificación de este importante servicio ecosistémico ha sido durante la última década, pero no debidamente diseminada a los políticos y tomadores de decisiones, dicho proceso natural aún permanece desprotegido y vulnerable al enfoque mercantil que gobierna nuestra insaciable sociedad. Por el otro lado, el retroceso del hielo marino (blanco), está dejando expuestas nuevas áreas de mar (azul), brindando espacio para que el fitoplancton prospere y tenga una mayor duración (verde). Como todo organismo fotosintético, el fitoplancton utiliza el dióxido de carbono (CO2) proveniente de la atmósfera para crecer. Mediante un flujo vertical hacia el fondo (‘acoplamiento pelágico-bentónico’) el fitoplancton sirve de alimento para las comunidades biológicas que ahí viven (‘bentos’). Esta transcición de blanco -> azul -> verde promueve el aumento de la captura y secuestro de carbono en el bentos antártico, y sucede de forma natural, sin intervención humana directa.
La captura y almacenamiento industrial de dióxido de Carbono (CCS por sus siglas en inglés: Carbon Capture and Storage) consiste también en aislar a largo plazo el CO2 de la atmósfera, pero es una medida de mitigación sumamente costosa, de alta demanda energética que requiere tecnología y maquinaria de punta, y el riesgo de fugas es perenne. Al comparar con otros ecosistemas de Carbono Azul alrededor del mundo, la eficiencia de captura y secuestro por unidad de área en Antártica es reducida, sin embargo, la extensión del área potencial de captura y secuestro es sumamente vasta. La captura y secuestro de carbono azul alrededor de la plataforma continental antártica que no está cubierta por hielo (actualmente 4.4 millones km2) ha sido valorizada entre $0.85 y $2.3 billones de dólares americanos (USD), y se trata de un proceso enteramente natural, equivalente a un alto valor económico y societal que debe ser protegido mediante un enfoque precautorio.
La clave es el potencial que tiene este proceso para mitigar el CC, pero que, de no recibir protección oportuna los muros de contención que lo resguardan quedarían severamente afectados con riesgo a alcanzar puntos de no-retorno. Antártica es un continente dedicado a la paz y a la ciencia, donde la cooperación internacional es altamente incentivada y la gobernanza cooperativa global recae en todas las naciones que son parte del Tratado Antártico. Esto representa una oportunidad única de protección mediante la utilización de instrumentos legales existentes. En este sentido, el Acuerdo de Paris 2015 para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se presenta como la mejor opción para formular un marco de referencia de ‘no-mercadeo’. El Artículo 6 del Acuerdo incentiva a que los Estados firmantes reduzcan cooperativamente sus emisiones de Carbono mediante una coordinación integrada, holística y balanceada usando los instrumentos y disposiciones institucionales relevantes. La forma de hacerlo sería convalidar la protección del Carbono Azul Antártico como Contribución Determinada a nivel Nacional (CDN) la cual representa los compromisos asumidos por los países para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptación al CC. No basta con que los Estados sean firmantes de Tratados, Acuerdos y otros instrumentos legales; éstos deben mostrar que sus iniciativas de conservación incluyen restricciones genuinas a la explotación de recursos y otras actividades que podrían perjudicar zonas claves de captura y secuestro de Carbono. La Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CRVMA) y el Comité Científico para la Investigación en Antártica (SCAR, por sus siglas en inglés son instrumentos legales y científicos con capacidad técnica y operativa esencial para monitorear, reportar, y servir de nexo entre todos los tomadores de decisiones.
A través de estas acciones ambientales, los científicos y biólogos marinos buscan generar consciencia de la urgencia de proteger la captura de Carbono Azul Antártico ya que es un servicio ecosistémico que aporta naturalmente a la mitigación frente al cambio climático.
Esta investigación se publicó en la revista científica Global Change Biology: “Perspective: Increasing blue carbon around Antarctica is an ecosystem service of considerable societal and economic value worth protecting”, que en español signifca : “El incremento del Carbono Azul alrededor de Antártica es un servicio ecosistémico de considerable valor societal y económico que merece protección".
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